Ay papá, qué rica que esta tu pedazo de polla…

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No hay más que ver la cara de extasiada de esta guarra jovencita para darse cuenta de que está más que feliz de tener la polla de su padrastro metida en la boca. Cierto que el cerdo del padre postizo no tuvo reparos en aprovechar que veían la tele con ella tumbada en su regazo. Tenía la postura perfecta para una mamada, y cuando se lo insinuó, ella aceptó de inmediato, encantada de saborear ese pedazo de carne. Pero cuando ya tenía la verga como una piedra, el hombre no pudo aguantarse más, y descubrió que la hijastra tenía el coño empapado, deseando que la follara.