Blanquita casada manoseada y follada por un negro

1923

Un día sube al altar para jurar amor hasta que la muerte los separe y fidelidad en la salud y enfermedad. Pero ella tiene claro que ese juramento va para los hombres que son quienes resultan sacrificados en el altar. Porque un altar es un sitio de sacrificios, ¿no sabías? Así que ella tiene permiso divino de ser manoseada por su amante, él también tiene derecho de hacerlo mientras su marido trabaja. Y la blanquita casa busca a un hombre negro porque le gusta su polla grande; más grande que la de su esposo para poner a gozar su coño como ella lo merece.