Chúpala bien, zorra, aunque te atragantes

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Con solo ver el tamaño que pillaba esa polla negra en su boca, la sexy morena supo que metérsela en el coño iba a ser una odisea. Pero no tenía miedo, de hecho la excitaba. Y se esmero en esa felación hasta tener esa verga gorda y dura, lista para la penetración. Pero el negro era ambicioso, no se conformaba con el coño caliente de la zorra; también quería su culo, por qué no. Fue doloroso, no lo va a negar, pero qué gusto sentir esa tranca haciéndose sitio en su estrecho ojete. Ser sodomizada por este negraco fue una gozada, y se lo recompensó tragándose toda su leche.