El sexo más sucio entre dos zorras lesbianas
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La kinky boyera usaba el baño sin pensar que su novia se acababa de enterar de que le había puesto los cuernos. Por eso no imaginó que iba a entrar en tromba en el aseo, y que su manera de castigarla era follarla de la manera más bestia. Parecía que la lesbiana cornuda lo había pensado muy bien todo, porque de repente apareció un arnés y un consolador enorme; el coño de la novia infiel lo iba a sentir de verdad. Pero la puta era tan viciosa, que a pesar de que la otra no fue nada delicada, gozó como una perra caliente del castigo sexual que le propinó.