Mujer, no te folles el culo sin mí

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No sabía que su mujer era una guarra cachonda que, cuando él se iba a trabajar, se ponía manos a la obra a hacerse una masturbación anal. Ah, la muy cerda, nunca le pedía que le follara el culo; y ahora entendía por qué, se apañaba ella sola con sus dildos. Pero al volver aquella mañana y encontrarla despatarrada en la cama follándose el coño y el ano, supo que no podía dejarla así. No importaba llegar tarde al trabajo, tenía de demostrarle a su mujer que no había nada como que te jodiera el culo una polla de verdad.