Cura visita en su celda a la monja cachonda

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A la nueva hermana de la congregación le están empezando a entrar dudas de su vocación, ya no está tan segura de su condición de monja ni de los sacrificios que conlleva. El sacerdote que se ocupa del convento se acerca hasta su celda para tener una charla espiritual, pero lo que encuentra hace que hasta él empiece a dudar de sus convicciones. Y es que ver a una rubia en bragas dormida en su cama hace que cualquiera pierda la fe y la concentración, por muy cura que seas. De hecho, comenten dos de los pecados capitales: él la lujuria, que lo hace follarse su coño una y otra vez; y ella la avaricia, porque parece que nunca se cansa de ser penetrada.