Hija, ¿me das un masaje?, luego te lo devuelvo

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Su madrastra es una abogada muy agresiva que siempre gana todos sus casos; y la chica sabe que, cuando ha tenido un juicio, siempre acaba muy tensa. Como su padre no está, es ella la que va al dormitorio, por si necesitara algo; y allí, la madura tetona le pide que le de un masaje. A la madrastra le habían llegado rumores de que la jovencita podía ser tortillera, y quería comprobarlo; si masajear a una tía buena la excitaba, aunque fueran familia, no había dudas. La cuestión es que incluso ella misma acabó cachonda perdida; y como siempre le ha ido el rollo bisexual, y no le importa comer coños, acabó follando a su hijastra en el lecho marital.